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jueves, 24 de septiembre de 2009

LA DESTRUCCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE. Casos emblema: PERÚ - La Oroya: Una historia de Poder, Riqueza y Desprecio


La Oroya, Capítulo I: Un Atila con pies de plomo
La historia de La Oroya, a diferencia de otros problemas de contaminación de otras latitudes, no puede substraerse a ser personalizado en la figura de un individuo en particular pues, al ser este poseedor de un gran legajo de antecedentes de lesa humanidad en perjuicio de tantos pueblos por donde sus cosechadoras de dinero pasaron, la o las empresas causantes de tamaño desastre ecológico como el que sucede en ese rincón de Los Andes peruanos, quedan ensombrecidas ante la mezquindad de un ser a quien poco parece importar cada epíteto del que se hace acreedor cada vez que infringe la ley y pone sobre el tapete su apellido y el de su familia. Riéndose probablemente a carcajadas, contando los últimos billetes, "limpios" estos de cualquier residuo de plomo o algún otro contaminante que, en algún par de pulmones de algún niño pobre, seguramente viene contándole los días para una prematura partida.


Así es, a el me refiero, a Ira León Rennert, el multimillonario norteamericano con tantas historias tras de sí, pero sin una poca de ella a la vez.
[Extraído del informe: Historia de un contaminador, de salvemoslaoroya.org]


Cuando sabes que alguien es mutimillonario, una de las primeras preguntas que te haces es “¿De donde obtuvo tanto dinero?” ¿Fue excepcionalmente talentoso, creativo, inteligente, o simplemente conocían a la gente indicada? En el caso de Ira Rennert, la cosa parece ser un poco más complicada.


Públicamente se sabe muy poco de la infancia de Rennert. Se conoce que nació en 1934, fruto de la unión de una pareja de inmigrantes, y que creció en Brooklyn, Nueva York. Después de graduarse en el Brooklyn College y de realizar un Master en Administración de Empresas en la Universidad de Nueva York en 1956, empezó una Sociedad de Valores en 1960. Sin embargo, pocos años después, en 1964, el NASD (National Association of Securities Dealers) revocó su licencia, después de que su firma de corretaje fue descubierta operando con fondos insuficientes por segunda vez.


Este revés lo ayudó a pasar al mundo de las acciones privadas, que no son reguladas, permitiéndole operar con más libertad e imprudencia el dinero de otras personas. Su nuevo modus operandi surtió efecto al poco tiempo. Ira encontró una empresa al borde de la bancarrota, WCI Steel, y vio la oportunidad, comprándola sólo por el valor de sus acciones y haciendo que un banco pague por el grueso de las acciones. Por supuesto, Ira invirtió un porcentaje ínfimo. Después, publicaría bonos basura contra esta empresa a los ingenuos inversionistas, pagándose un enorme “dividendo” de una sola vez. De este modo, recolectó cerca de $350 millones con su compra de WCI Steel.


Los desperdicios tóxicos y el Lago Great Salt de Utah, las pensiones impagas a los trabajadores de WCI Steel cuando este se declaró en bancarrota mientras construía una de las residencias más grandes del mundo, o la compra de AM General en $133 millones y la posterior venta del 70% en $900 millones, son solo algunas otras perlas que adornan el legajo de Ira (Leer más en el enlace abajo).


Recientemente, algunos de los “pequeños” problemas de Rennert han sido la compañía Doe Run de San Louis, Missouri y su compañía hermana en Perú, Doe Run Perú. Ambas empresas son fundiciones multimetálicas, en donde procesan materias primas esenciales como plomo, zinc, cobre, oro y plata. Juntas son la más grandes productoras de plomo de Norte América y la tercera productora de plomo en el mundo. Rennert y Doe Run gritan a los cuatro vientos, que están dedicados a la producción ambientalmente responsable de minerales y metales. Pero ¿Es esto realmente cierto?


En los Estados Unidos, diversos grupos ambientales han venido emprendiendo una guerra contra las prácticas mineras negligentes que contaminan el suelo, el aire y el agua, siendo los más afectados aquellas familias y trabajadores que viven cerca de las plantas de fundición. En Herculaneum, Missouri, Doe Run literalmente tuvo que comprar y demoler más de cien hogares que estaban demasiado contaminados para poder limpiarlos y que sean seguros para vivir ahí nuevamente. Todavía hay docenas de demandas pendientes, y un potencial de considerables multas a pagar por daños y perjuicios. Lamentablemente, ningún dinero le devolverá la salud a sus pobladores, quienes llevan el plomo en su sangre y quienes han tenido que ver como algunos de sus seres más queridos, murieron prematuramente debido a la exposición de emisiones tóxicas.



En el Perú, la historia es más triste aún. Rennert ha subcontratado exitosamente en sus negocios contaminadores, a empresas locales que tienen menores regulaciones, bajos estándares de salud, que se apoyan en un sistema legal débil y en la pobreza de gente sumida en la pobreza, desesperados por tener un puesto de trabajo. La fundición Doe Run en La Oroya, Perú, genera casi cuatro veces más ingresos que su casa madre de los Estados Unidos. Al mismo tiempo, emite 31 veces más plomo al aire que su filial norteamericana. ¿El resultado de esto? Más de 99% de los 12,000 niños de la ciudad de La Oroya se encuentran envenenados por plomo.


Está demostrado que la exposición al plomo causa anemia, presión arterial alta, retrasos en el desarrollo, problemas de comportamiento, decrecimiento de inteligencia, daños al sistema central nervioso, y hasta la muerte. Por segundo año consecutivo La Oroya ha sido nombrada una de los diez lugares más contaminados del mundo, junto a lugares tan catastróficos como Chernobyl.


Hace algún tiempo, el Gobierno Peruano le exigió a la compañía que baje sus emisiones tóxicas. Sin embargo, Doe Run postergó exitosamente estas responsabilidades “debido a dificultades financieras”, aunque un estudio patrocinado probó que casi $100 millones en “honorarios de comisiones y consultas” que fueron desviados a los Estados Unidos, eran suficiente para pagar todas las mejoras ambientalmente que se necesitaban.


¿Entonces qué es lo que Rennert está haciendo para tratar estos temas ahora? Las páginas web de las compañías están llenas de reportes de baja de contaminación, salud mejorada, más educación y ayuda para la comunidad, pero esto quizá solo lo hace con el fin de alejar la atención de los medios y aliviar su sentimiento de culpa, si es que lo tiene.


La mayoría de expertos dudan de la efectividad de las demandas que se le han impuesto a Doe Run, ya que Ira y compañía han sido muy efectivos en lentificar los procesos, mientras seguían prometiendo la realización de numerosas mejoras. Estas mejoras temporales se dirigían a frenar los síntomas más evidentes de la contaminación, pero no se ocupaban solucionar las cosas desde la raíz. No es de mucha ayuda arreglar temporalmente los daños de la contaminación, si la contaminación va a continuar.


Uno solo puede suponer qué sentirá y pensará Rennert sobre su fortuna acumulada y el costo humano que ella ha implicado. Él nunca ha dado una entrevista periodística independiente, hay pocas fotos de él, y ni siquiera aparece en la página web del Grupo Renco. Aparentemente ha trabajado duro para borrar su historia personal de biógrafos potenciales.



Lo que sí sabemos que Rennert ama la comodidad ostentosa. Ahora reside en una mansión de 29 habitaciones y 39 baños en Los Hamptons, Long Island, Nueva York, valorada en $185 millones, donde suele hospedar al ex primer ministro Israelí Netanyahu frecuentemente. Además tiene otra casa en Israel desde donde él y su esposa financiaron la restauración de los Túneles del Muro Occidental. Es miembro activo en la Sinagoga de la Quinta Avenida (de la cual además es presidente) y fue jefe de la “Torah Ethics Project”, que tiene como misión promover la ética personal y profesional. Curiosa hipocresía.


Rennert ha sido un poderoso contribuyente a fondos de becas en varias universidades del este. La Universidad de Columbia y la Universidad de Nueva York han dotado una cátedra en su nombre. Para colmo, los Rennert donaron más de un millón de dólares al World Trade Center Memorial. Dentro de su sinagoga y sus círculos de la alta sociedad, él y su esposa han comprado poder y respeto. ¿Habrá sido esto suficiente para borrar las atrocidades que se cometen en La Oroya? Continuará...


Fotos: Cortesía de Bill Cunningham/The New York Times [1], Katty Galvez de Córdova/Blacksmith Institute [2], www.salvemoslaoroya.org [3]


fuente: Salvemos a la Oroya.org

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