Traductor de Textos Google

Este es mi compromiso

Este es mi compromiso
Con tu voz nadie será silenciado

Hora: GMT - 05:00

miércoles, 30 de septiembre de 2009

LA DESTRUCCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE. Casos emblema: PERÚ - La Oroya: Una historia de Poder..., Parte final


La Oroya y los ecos de un pueblo fantasma


Como sabemos, durante los años 2006 y 2007, La Oroya fue considerada por el Instituto Blacksmith, entidad dedicada al estudio de los problemas de contaminación a nivel global, como uno de los lugares más contaminados del planeta al lado de tan desacreditados lugares como: Chernobyl, famoso por el mayor desastre radiactivo de la historia en 1986 (500 veces mayor en grado de radiactividad que la ocasionada por la bomba de Hiroshima). Dzerzhinsk, ciudad rusa y su pasado dedicado a las armas químicas, hoy reconvertida a la fabricación de químicos cuyos residuos contaminan las aguas subterráneas de la zona con niveles 17 millones de veces superior a los recomendados. Linfen y Tianying, importantes ciudades de una China en gran expansión económica, cuyo 70% de su enorme demanda energética está cubierta por la industria del carbón (Linfen), son también las más contaminadas del planeta, con una sobrecarga de plomo y otros metales pesados en los aires de Tianying, 10 veces por encima del estándar permisible.


Sin embargo, el hecho de que no exista un listado como tal, de los sitios más contaminados, correspondiente al año 2008, no significa que La Oroya haya dejado de pertenecer a ese extremo superior de lugares más contaminados del planeta. Lo que pasa es que ha habido un cambio en el objetivo y la metodología del estudio realizado para este año respecto al tema de la contaminación que tuvo como premisa exponer el problema en sus diversas manifestaciones y sus grados de incidencia de modo que no se centraran solo "en unos cuantos lugares", tal como dice Worst Polluted.org, encargada de dar a conocer estos estudios, en su página. Así, el nuevo listado fue denominado: "Los Diez Peores Problemas de Contaminación del planeta", adonde, en el Ítem correspondiente a "Fundiciones y Procesamiento de metales", La Oroya sigue figurando como uno de los lugares favoritos y emblemáticos, al ser considerado como uno de los referentes del problema, entre otros lugares de similar incidencia como: Elbassan en Albania, y su "Acero del pueblo", un gigante complejo metalúrgico cuyas chimeneas han dejado infértiles los suelos de sus valles próximos; Tuticorin, en Tamil Nadu, India; Valle Rudnaya, en Rusia, o Zlanta en Rumania.


De acuerdo al informe Top Ten del Instituto Blacksmith, 2007, el problema principal de La Oroya radica en la sobre-exposición de la población a altos niveles de contaminación de plomo en la sangre en razón de 33.6 mg/dL, tres veces superior al límite permitido de 10 mg/dL establecido por la OMS, entre niños de 6 meses a diez años de edad. Y no es solo el plomo el que se halla disperso en suelo y aires del lugar, sino también el arsénico, y el cadmio que son esparcidos por las chimeneas de la planta de procesamiento de metales Doe Run Corporation, la misma que para entonces de la emisión del informe, había solicitado una extensión de cuatro años a su plan de manejo ambiental (PAMA). Un ofrecimiento de la empresa preveía una inversión de más de $400 millones para la implementación en extenso de nuevas prácticas en el manejo de sus fundiciones y los controles de contaminación.


En Mayo de 2008, un equipo del Consejo Consultivo Técnico del Instituto Blacksmith visitó el lugar y encontró que si bien los planes y programas de la compañía y el gobierno eran en general, efectivos, los niveles de contaminación todavía permanecían altos. En uno de los informes emitidos respecto de este viaje, Brian Wilson, representante del Centro Internacional de Gestión del Plomo, hacía notar de una ampliación concedida de tres años al Programa de Adaptación Medio Ambiental (PAMA) de Doe Run, el cual debía vencer en octubre de 2009 y que preveía un incremento de inversión de $107.5 a $244 millones. En líneas generales el informe reflejaba grandes avances y una buena disponibilidad de Doe Run para el cumplimiento de sus obligaciones.


Sin embargo, y sin ánimo de crear controversia_ pues más que la crítica en si misma, parecen más relevantes y oportunos los fundamentos_, creo importante dar a conocer el informe crítico emitido por AIDA (Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente) en agosto de 2008, respecto del informe de Blacksmith Institute. En aras de la objetividad, que es lo que tanto hace falta, y en todos los niveles, si se quiere hallar verdaderamente una solución a este grave problema que involucra a miles de seres humanos entre los cuales, como siempre son los niños quienes llevan la peor parte. Problema que no es tan simple como lo plantean algunos paliativos con los que al parecer la empresa Doe Run pretende capear las coyunturas.


El Informe

La crítica basa su fundamento en el grado de dependencia de los datos obtenidos de parte de la empresa, sin el cariz crítico necesario para darle la objetividad que merecía el informe. Y al no fundamentar la información, dice AIDA, "se pone en peligro los esfuerzos del gobierno peruano, así como de todas las fuerzas involucradas, en proteger el medio ambiente y la salud de la población de La Oroya".

Las observaciones:

La calidad del aire y su conformidad con los estándares ambientales.
El aire en La Oroya está severamente contaminado debido a las emisiones tanto de las fugas como de las fuentes puntuales del complejo metalúrgico. Si bien no hay duda de que con respecto a algunos indicadores, la calidad del aire es mejor hoy comparado a cuando la fundición fue comprada por Doe Run allá en 1997, este hecho no significa que el programa implementado por la compañía ha sido "eficaz", o que los planes de mejoras puedan ser considerados suficientes, como sugiere el informe. La contaminación de metales pesados tóxicos así como del dióxido de azufre de las operaciones de fundición en curso siguen representando una seria amenaza para la salud de la población, y seguirá así hasta que sean tomadas acciones mucho más estrictas. Es difícil entender como el informe puede sugerir que la protección de la salud pública en La Oroya no requiere ninguna acción adicional para reducir los niveles de plomo y otros contaminantes, más allá de lo que está previsto en el PAMA.

1. El informe no presenta datos indicando la conformidad con las normas de calidad del aire que sustenten la afirmación de que los programas han sido "eficaces".

2. El Autor se basó en datos limitados y cuestionables en la evaluación del grado de contaminación ambiental en La Oroya.

3. El informe no considera el caso del peor escenario de niveles de contaminación.

4. El informe no hace comentarios sobre los niveles de plomo en el ambiente, el arsénico o el cadmio en las zonas pobladas que son monitoreadas y en la zona de influencia de la fundición.

5. El informe se basa en declaraciones hechas por DRP en vez de evidencias actuales de progreso.

6. El informe no tuvo en cuenta si los proyectos planeados, pero no aún implementados, serán suficientes o no para proteger la salud pública en La Oroya.

7. El informe no tiene en cuenta los estándares internacionales de plomo en el aire.


Los Niveles de plomo en la sangre y la efectividad de los Programas de Intervención
La información del nivel de plomo en la sangre es probablemente el indicador más confiable y de más fácil acceso con el cual evaluar si la amenaza a la salud producto de la contaminación de metales pesados tóxicos en La Oroya está siendo reducido y en que medida los programas de salud actuales son suficientes. El informe del Instituto Blacksmith no considera ni presenta ninguno de dichos datos, en su lugar parece sugerir que los programas existentes y proyectos planificados manejan adecuadamente las amenazas planteadas por la contaminación de metales pesados en La Oroya. Esta posición entra en contradicción con la posición de las autoridades sanitaria internacionales y expertos en intoxicación por plomo en los niños, familiarizados con la situación de La Oroya y otros sitios similares, así como con las autoridades del gobierno peruano que trabajan para proteger la salud pública en La Oroya.

1. En contraste con la posición de las autoridades sanitarias internacionales extranjeras, el autor parece aceptar la posición de DRP de que solo los niños con niveles extremos de plomo en la sangre tienen la necesidad de intervención o asistencia.

2. El informe respalda el programa de guardería de Casaracra sin hacer mayores recomendaciones respecto a las medidas necesitadas para proteger a los niños o la salud pública en La Oroya.

3. El informe no presenta datos para confirmar una reivindicada disminución de niveles de plomo en la sangre entre niños de la ciudad que no asisten a las instalaciones en Casaracra.


Remediación en La Oroya
El informe analiza los programas de limpieza y renovación de viviendas en La Oroya Antigua como si fueran suficientes y apropiados para lidiar con el problema de contaminación y riesgos asociados de salud pública que plantea la fundición. Al hacer esto, el autor ignora una larga historia de lecciones aprendidas en las comunidades de fundido de metales y minas, donde ha sido comprobado que no es seguro o apropiado para la residencia humana estar asentado en las cercanías de una fundición activa. El informe no presenta ejemplos de comunidades en las cuales, medidas como las descritas hubieran sido capaces de brindar un efecto protector de la salud pública. Es más, el informe parece respaldar programas de remediación de cuestionable eficacia dada la naturaleza continua de la contaminación.


1. El informe del Instituto Blacksmith sugiere que los actuales programas de la compañía y el gobierno son suficientes para proteger la salud de la población, sin embargo estudios científicos han mostrado la "improbabilidad de que concentraciones de sangre por debajo de los 10 ug/dL sean logradas en todos los niños de las tantas comunidades mineras y de fundición, aún en las intervenciones más dramáticas".

2. El informe parece sugerir que el problema de contaminación en La Oroya es en gran parte a causa de la herencia, frente al activo, contaminación.

3. El informe describe programas de limpieza llevados a cabo en la ciudad y en el complejo para remover el polvo contaminado de partículas de metales pesados tóxicos, pero no presenta datos que demuestren la eficacia de los mismos.

4. El informe menciona y parece respaldar un programa voluntario en curso financiado por Doe Run para renovar aproximadamente 25 viviendas al año en La Oroya Antigua.


Conclusiones

El informe publicado por el Instituto Blacksmith es un resumen de la información presentada por Doe Run del Perú que no evalúa la exactitud de las afirmaciones de la empresa, ignora los datos de monitoreo de la empresa y el gobierno que demuestran la falta de cumplimiento de los estándares de calidad del aire, y no examina de manera crítica la actual situación de la salud en La Oroya. El informe insinúa que Doe Run está actuando de manera responsable y que no se necesitan tomar medidas adicionales más allá de los ya expuestos en su PAMA, pese a que algunos compromisos del PAMA aún no han sido cumplidos y, aun cuando si lo fueran, no protegerían adecuadamente a la gente y en especial a los niños de La Oroya. El informe incluye apenas una mínima recomendación para Doe Run (relativa a los niveles de seguridad en el llenado de los vagones ferroviarios), y no para analizar o discutir la relevancia de las varias recomendaciones de estudios previos y resoluciones formuladas por otras organizaciones y autoridades.

Cualquier informe que opine sobre las mejoras en el estado crítico de las emisiones en el aire y otros parámetros ambientales en La Oroya debería estar basado no en una única visita pre-anunciada del sitio, y su conjetura, sino en una pública entrega de datos, una revisión de literatura pertinente y estudios, y la consulta no solo con la compañía, sino también con las organizaciones y autoridades con experiencia en esta materia. Las omisiones descritas arriba, así como la falta de información que fundamente las declaraciones respecto a las emisiones, la calidad del aire y los niveles de exposición de la población, presentan una imagen errónea de la actual situación ambiental y de salud en La Oroya. El informe del Instituto Blacksmith así, solo socava los esfuerzos para lograr la adecuada remediación y limpieza de La Oroya.


Fotos, cortesía de: (1) Thea Gelbspan, Oxfan América. (2) Digesa, Minsa.gob.pe. (3) Flicker.samorales34


Una transcripción más completa del informe de AIDA, en el siguiente enlace: La Oroya: Crítica al informe Blacksmith

jueves, 24 de septiembre de 2009

LA DESTRUCCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE. Casos emblema: PERÚ - La Oroya: Una historia de Poder, Riqueza y Desprecio


La Oroya, Capítulo I: Un Atila con pies de plomo
La historia de La Oroya, a diferencia de otros problemas de contaminación de otras latitudes, no puede substraerse a ser personalizado en la figura de un individuo en particular pues, al ser este poseedor de un gran legajo de antecedentes de lesa humanidad en perjuicio de tantos pueblos por donde sus cosechadoras de dinero pasaron, la o las empresas causantes de tamaño desastre ecológico como el que sucede en ese rincón de Los Andes peruanos, quedan ensombrecidas ante la mezquindad de un ser a quien poco parece importar cada epíteto del que se hace acreedor cada vez que infringe la ley y pone sobre el tapete su apellido y el de su familia. Riéndose probablemente a carcajadas, contando los últimos billetes, "limpios" estos de cualquier residuo de plomo o algún otro contaminante que, en algún par de pulmones de algún niño pobre, seguramente viene contándole los días para una prematura partida.


Así es, a el me refiero, a Ira León Rennert, el multimillonario norteamericano con tantas historias tras de sí, pero sin una poca de ella a la vez.
[Extraído del informe: Historia de un contaminador, de salvemoslaoroya.org]


Cuando sabes que alguien es mutimillonario, una de las primeras preguntas que te haces es “¿De donde obtuvo tanto dinero?” ¿Fue excepcionalmente talentoso, creativo, inteligente, o simplemente conocían a la gente indicada? En el caso de Ira Rennert, la cosa parece ser un poco más complicada.


Públicamente se sabe muy poco de la infancia de Rennert. Se conoce que nació en 1934, fruto de la unión de una pareja de inmigrantes, y que creció en Brooklyn, Nueva York. Después de graduarse en el Brooklyn College y de realizar un Master en Administración de Empresas en la Universidad de Nueva York en 1956, empezó una Sociedad de Valores en 1960. Sin embargo, pocos años después, en 1964, el NASD (National Association of Securities Dealers) revocó su licencia, después de que su firma de corretaje fue descubierta operando con fondos insuficientes por segunda vez.


Este revés lo ayudó a pasar al mundo de las acciones privadas, que no son reguladas, permitiéndole operar con más libertad e imprudencia el dinero de otras personas. Su nuevo modus operandi surtió efecto al poco tiempo. Ira encontró una empresa al borde de la bancarrota, WCI Steel, y vio la oportunidad, comprándola sólo por el valor de sus acciones y haciendo que un banco pague por el grueso de las acciones. Por supuesto, Ira invirtió un porcentaje ínfimo. Después, publicaría bonos basura contra esta empresa a los ingenuos inversionistas, pagándose un enorme “dividendo” de una sola vez. De este modo, recolectó cerca de $350 millones con su compra de WCI Steel.


Los desperdicios tóxicos y el Lago Great Salt de Utah, las pensiones impagas a los trabajadores de WCI Steel cuando este se declaró en bancarrota mientras construía una de las residencias más grandes del mundo, o la compra de AM General en $133 millones y la posterior venta del 70% en $900 millones, son solo algunas otras perlas que adornan el legajo de Ira (Leer más en el enlace abajo).


Recientemente, algunos de los “pequeños” problemas de Rennert han sido la compañía Doe Run de San Louis, Missouri y su compañía hermana en Perú, Doe Run Perú. Ambas empresas son fundiciones multimetálicas, en donde procesan materias primas esenciales como plomo, zinc, cobre, oro y plata. Juntas son la más grandes productoras de plomo de Norte América y la tercera productora de plomo en el mundo. Rennert y Doe Run gritan a los cuatro vientos, que están dedicados a la producción ambientalmente responsable de minerales y metales. Pero ¿Es esto realmente cierto?


En los Estados Unidos, diversos grupos ambientales han venido emprendiendo una guerra contra las prácticas mineras negligentes que contaminan el suelo, el aire y el agua, siendo los más afectados aquellas familias y trabajadores que viven cerca de las plantas de fundición. En Herculaneum, Missouri, Doe Run literalmente tuvo que comprar y demoler más de cien hogares que estaban demasiado contaminados para poder limpiarlos y que sean seguros para vivir ahí nuevamente. Todavía hay docenas de demandas pendientes, y un potencial de considerables multas a pagar por daños y perjuicios. Lamentablemente, ningún dinero le devolverá la salud a sus pobladores, quienes llevan el plomo en su sangre y quienes han tenido que ver como algunos de sus seres más queridos, murieron prematuramente debido a la exposición de emisiones tóxicas.



En el Perú, la historia es más triste aún. Rennert ha subcontratado exitosamente en sus negocios contaminadores, a empresas locales que tienen menores regulaciones, bajos estándares de salud, que se apoyan en un sistema legal débil y en la pobreza de gente sumida en la pobreza, desesperados por tener un puesto de trabajo. La fundición Doe Run en La Oroya, Perú, genera casi cuatro veces más ingresos que su casa madre de los Estados Unidos. Al mismo tiempo, emite 31 veces más plomo al aire que su filial norteamericana. ¿El resultado de esto? Más de 99% de los 12,000 niños de la ciudad de La Oroya se encuentran envenenados por plomo.


Está demostrado que la exposición al plomo causa anemia, presión arterial alta, retrasos en el desarrollo, problemas de comportamiento, decrecimiento de inteligencia, daños al sistema central nervioso, y hasta la muerte. Por segundo año consecutivo La Oroya ha sido nombrada una de los diez lugares más contaminados del mundo, junto a lugares tan catastróficos como Chernobyl.


Hace algún tiempo, el Gobierno Peruano le exigió a la compañía que baje sus emisiones tóxicas. Sin embargo, Doe Run postergó exitosamente estas responsabilidades “debido a dificultades financieras”, aunque un estudio patrocinado probó que casi $100 millones en “honorarios de comisiones y consultas” que fueron desviados a los Estados Unidos, eran suficiente para pagar todas las mejoras ambientalmente que se necesitaban.


¿Entonces qué es lo que Rennert está haciendo para tratar estos temas ahora? Las páginas web de las compañías están llenas de reportes de baja de contaminación, salud mejorada, más educación y ayuda para la comunidad, pero esto quizá solo lo hace con el fin de alejar la atención de los medios y aliviar su sentimiento de culpa, si es que lo tiene.


La mayoría de expertos dudan de la efectividad de las demandas que se le han impuesto a Doe Run, ya que Ira y compañía han sido muy efectivos en lentificar los procesos, mientras seguían prometiendo la realización de numerosas mejoras. Estas mejoras temporales se dirigían a frenar los síntomas más evidentes de la contaminación, pero no se ocupaban solucionar las cosas desde la raíz. No es de mucha ayuda arreglar temporalmente los daños de la contaminación, si la contaminación va a continuar.


Uno solo puede suponer qué sentirá y pensará Rennert sobre su fortuna acumulada y el costo humano que ella ha implicado. Él nunca ha dado una entrevista periodística independiente, hay pocas fotos de él, y ni siquiera aparece en la página web del Grupo Renco. Aparentemente ha trabajado duro para borrar su historia personal de biógrafos potenciales.



Lo que sí sabemos que Rennert ama la comodidad ostentosa. Ahora reside en una mansión de 29 habitaciones y 39 baños en Los Hamptons, Long Island, Nueva York, valorada en $185 millones, donde suele hospedar al ex primer ministro Israelí Netanyahu frecuentemente. Además tiene otra casa en Israel desde donde él y su esposa financiaron la restauración de los Túneles del Muro Occidental. Es miembro activo en la Sinagoga de la Quinta Avenida (de la cual además es presidente) y fue jefe de la “Torah Ethics Project”, que tiene como misión promover la ética personal y profesional. Curiosa hipocresía.


Rennert ha sido un poderoso contribuyente a fondos de becas en varias universidades del este. La Universidad de Columbia y la Universidad de Nueva York han dotado una cátedra en su nombre. Para colmo, los Rennert donaron más de un millón de dólares al World Trade Center Memorial. Dentro de su sinagoga y sus círculos de la alta sociedad, él y su esposa han comprado poder y respeto. ¿Habrá sido esto suficiente para borrar las atrocidades que se cometen en La Oroya? Continuará...


Fotos: Cortesía de Bill Cunningham/The New York Times [1], Katty Galvez de Córdova/Blacksmith Institute [2], www.salvemoslaoroya.org [3]


fuente: Salvemos a la Oroya.org

jueves, 17 de septiembre de 2009

LA DESTRUCCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE. Casos emblemáticos: USA: El arrasamiento de los Apalaches - Parte 2

Durante las últimas dos décadas, la minería por remoción de cima de montaña en los Apalaches ha destruido o dañado gravemente más de 1,000 millas de arroyos.

En los últimos ocho años, la administración Bush hizo todo lo posible para allanar el camino a esta práctica destructiva. Ahora, la administración de Obama está mostrando señales que planean acabar con ella.



Mitigación, o la desnaturalización de la naturaleza


Los científicos y los grupos ambientalistas también objetan el acercamiento a la mitigación de parte del Cuerpo de Ingenieros, la idea de que se pueda maquillar la destrucción de un arroyo, mediante la construcción de otro. Eso podría significar cavar un nuevo lecho de arroyo en las cercanías, o hacer uso de los "bancos de mitigación" en los cuales una compañía minera paga por la protección y "restauración" de humedales en otros lugares.


Pero las corrientes de los arroyos evolucionan en los paisajes a lo largo de milenios y soporta redes complejas de vida que no pueden ser reemplazadas fácilmente, así como así. "La creación del arroyo se encuentra fuera del ámbito de la ciencia actual" dice Maragaret Palmer, profesora de biología y especialista en arroyos de la Universidad de Maryland, quien testificó como experta para los grupos ambientalistas en las cortes. "No hay evidencia de que puedan hacerlo. No hay evidencia en este momento que esto sea todavía factible". Una típica técnica de construcción de arroyos practicada por las compañías carboneras, dice, es rudimentaria en el mejor de los casos: antiguos canales de drenaje son simplemente convertidos en "arroyos".


Este conflicto sigue sin resolverse en parte porque la ley divide responsabilidades por los rellenos de los valles entre el Cuerpo, EPA, la Oficina de Minería de Superficie del Departamento del Interior, y los Estados. "El proceso de autorización es complicado, hay muchos organismos involucrados", dice Jeff Collin, un gerente del programa de reglamentación del Cuerpo encargado de la supervisión de los rellenos de los valles. "La EPA no está tan cerca de esto como si lo está el Cuerpo. Por lo tanto ellos no siempre entienden todo lo que nosotros vemos, las distancias a las que llegamos para minimizar los impactos y buscar alternativas". Además, las normas limitan la jurisdicción de los cuerpos hacia el río mismo y 100 pies en cada lado. "El Cuerpo dice, lo que tenemos que mirar es el río", dice Collins, "hay otras agencias que controlan lo que sucede en toda la sede de la mina".


Es labor de la EPA mirar el ecosistema en su integridad. Y el cruce de lineas de autoridad ha creado un laberinto regulatorio y conducido a su aplicación errática e inconexa. El resultado ha sido la deriva: las empresas carboníferas no solo pueden obtener permisos para demoler montañas y rellenar arroyos, sino que deben lidiar también con más vallas regulatorias mientras hacen frente a la continua incertidumbre. Es una situación insostenible para todos los involucrados, que la EPA está tratando de resolver.


Pero quien quiere el cambio adonde todo está previsto para conseguir lo que se quiere


Los interesados no parecen estar dispuestos a un compromiso como el que aspira Brian Frazer, jefe de la rama de regulación de humedales y recursos acuáticos de la EPA, de sentarse todos, Cuerpos, EPA, OSM, y los estados, buscando una política ambientalmente amistosa que permita caminar hacia adelante. Al menos hasta ahora, la industria del carbón ha recibido la mayor parte de lo que quiere, dándole pocos incentivos para la negociación. Los grupos ecologistas quieren ver a la minería de montaña totalmente prohibida. Y el Cuerpo, que también debe participar en cualquier negociación, ha guardado con celo su autoridad para los permisos de lo que considera una interferencia de la EPA.


Sin embargo hay algunos signos de cambio desde lo alto, además de las acciones de EPA. Jo-Ellen Darcy, designada por Obama para dirigir los Cuerpos, maneja las cuestiones ambientales para el Comité de Finanzas del Senado y está bien considerada por los grupos ecologistas. Pero el Cuerpo es una burocracia muy tradicional y notoriamente resistente al cambio, y allí ella tendrá muchos otros retos. Por otra parte, es dudoso que un verdadero término medio -en el cual la minería de cima de montaña continúe con cambios limitados y con el medio ambiente de montaña preservado- aún existe.


Las empresas del carbón, sin embargo, se resisten a los cambios importantes, especialmente en cuanto al tamaño de los rellenos de valle. Un estudio encargado por la EPA encontró que limitar drásticamente el tamaño de los rellenos restringiría también la cantidad de carbón cosechado. De nivelarlos en 35 acres -una fracción del tamaño de la media del rellenado que puede cubrir cientos de acres- reduciría la producción de carbón de cima de montaña en un 77 por ciento. Ese sería un sueño hecho realidad para los ambientalistas -y una pesadilla para la industria del carbón.


fotos: cortesía de Vivian Stock (www.ohvec.org y SouthWings.org)y
Mountaintop Removal Road Show


ACERCA DEL AUTOR
John McQuaid, es un periodista especializado en ciencia, medio ambiente, y las diversas formas de disfunción del gobierno. Su trabajo ha aparecido en el Washington Post, Smithsonian, Slate, U.S. News, Wired, y Mother Jones, entre otras publicaciones. Su informe en el New Orleans Times-Picayune, ganó tres premios Pulitzer. También es co-autor de Camino de destrucción: La Devastación de Nueva Orleans y la Llegada de la Era de las Supertormentas.


fuente: Yale environment 360

jueves, 10 de septiembre de 2009

LA DESTRUCCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE. Casos emblemáticos: USA: El arrasamiento de los Apalaches - Parte 1


Decapitando las montañas
(Extracto del informe "El arrasamiento de los Apalaches" por John McQuaid)


La existencia de los Montes Apalaches data de hace 300 millones de años. La presencia de carbón en sus entrañas es el residuo de las turberas formadas en los pantanos tropicales costeros cuando apenas existía un sólo supercontinente, Pangea. Sin embargo toma apenas unos pocos meses echar abajo la cumbre de una montaña mediante el uso de explosivos y excavadoras gigantes. Se trata de una técnica más rápida y menos laboriosa (en intensidad de mano de obra) que la minería subterránea, y permite un acceso ganancioso a delgados filones de carbón que de otra forma podrían no ser dignos de extracción. Desde mediados de la década de 1990, la industria del carbón ha labrado una estela de devastación a lo largo de las tierras altas ricas en carbón de los Montes Apalaches, uno de los casos más dramáticos de devastación ambiental y fracaso regulatorio.


La suerte de las cumbres ha atraído la atención internacional, pero lo que sucede en el valle es en muchos aspectos más significativo aún. Cada primavera, la lluvia que cae en las laderas de las montañas Apalaches se junta en delgados riachuelos, mezclándose con las aguas primaverales y los manantiales. Estas corrientes, a menudo de no más de un pie de ancho, rebosan de vida microscópica, insectos y vida animal que son la base de las cadenas alimenticias de bosques y ríos, y de la biodiversidad. Al obstruir estos intermitentes y efímeros riachuelos con escombros mineros, se extiende la secuela ecológica más allá de los "rellenos" del valle, a los bosques aledaños, a los arroyos perennes mayores y ríos más abajo de la montaña.


Un relleno, por ejemplo, altera profundamente la hidrología del bosque. Cuando el agua de lluvia golpea un relleno en vez de un lecho de arroyo, se filtra a través del sedimento roto de las rocas y la arenisca antes de aflorar en el fondo. Los minerales comunes liberados de las profundidades de la demolida montaña -metales pesados entre ellos selenio y magnesio- se infiltran y fluyen río abajo.


Durante los años de Bush, científicos del gobierno produjeron una pila creciente de estudios que mostraban como los rellenos ensuciaban los cursos de agua. El biólogo del servicio de pesca y vida salvaje A. Dennis Lemly encontró que altas concentraciones de selenio en el lodo del Río West Virginia, río abajo de la descomunal mina a tajo abierto Hobet 21, eran las causantes de la deformación hallada en los peces. Un estudio de 2008 de la EPA mostró que un gran incremento en la "conductancia específica" del agua - concentración de iones metálicos eléctricamente conductores- inmediatamente río abajo del relleno, estaba eliminando poblaciones enteras de "moscas de mayo", una especie efemeróptera ubicua cuya desaparición era indicativo de un efecto ecológico muy amplio.


La destrucción de los cursos de agua y de la vida acuática son por supuesto, ilegales. Pero en la casa de diversiones burocráticas de las remociones a cielo abierto, las leyes pueden decir una cosa mientras las acciones apuntan en dirección opuesta. Para una interpretación de sentido común, los valles de relleno violan partes de dos leyes federales: la del Agua Limpia y la Minería de Superficie y la Ley de Rehabilitación. Pero desde la década de 1990 la industria del carbón y sus aliados en el gobierno han diseñado una serie de soluciones legales y reglamentarias.


Por ejemplo, la Ley de Minería de Superficie prohibía la actividad minera dentro de un área de cien pies de un río si este tenía un impacto significativo en la calidad del agua o del medio ambiente -algo que perecía prohibir la actual descarga de escombros mineros dentro del río en cuestión. Pero esa norma nunca fue aplicada, y en los días postreros de la administración Bush fue reescrita para hacer su práctica legal. (Ken Salazar, Secretario del Interior anunció recientemente planes para revocar ese cambio, pero dejó claro que tenía la intención de aplicar una prohibición a la descarga).


Sin embargo, es la Ley de Aguas Limpias sobre la cual los grupos ambientalistas se han centrado implacablemente, presentando una serie de demandas acusando al Cuerpo (Cuerpo de Ingenieros de la Armada de los EE.UU), de no cumplir con sus obligaciones de aplicación, que establece que "el material de dragado o de relleno no deberá ser descargado en el ecosistema acuático" si este será causa de "una degradación significativa de las aguas de los Estados Unidos". Entre otras cosas, esto incluye la interrupción del ciclo de vida de los organismos acuáticos y la pérdida de hábitat de peces y vida silvestre. Nuevamente, parece lógico asumir que sepultar el arroyo de una montaña cumple con esos criterios. Pero esa no es la forma en que ha funcionado hasta ahora.


En pocas palabras, el Cuerpo evalúa los efectos ambientales de los rellenos usando técnicas que muchos científicos critican como muy poco rigurosos. El Juez de Distrito de los EE.UU, Robert Chambers concuerda, resolviendo dos veces que el método del Cuerpo era "arbitrario y caprichoso" (Una de las decisiones de las Salas -que ayudó a crear la actual reserva de solicitudes pendientes de permisos- fue más tarde revocada con la excusa de que las agencias merecen deferencias en la interpretación de sus propias regulaciones, una victoria para los tan criticados cuerpos).


fuente: Yale, enviroment 360
fotos: cortesía de Vivian Stock y Antrim Caskey

Conferencia Cradle to Cradle: La búsqueda de la ecoefectividad