De pequeños gestos están hechas las grandes cruzadas dicen, gestos que por sí solos, por su esfuerzo empleado en el acto individual, mecánico y circunstancial, ni siquiera ameritarían ser parte de un resultado a todas luces colosal cuando su logro traspasa las fronteras del mero compromiso y trasciende en el tiempo; cuando sensibilizado cada protagonista desde su partícula más ínfima, es convertido el pequeño esfuerzo en acto psíquico, anímico - subjetivo, aun romántico de modo que el pesimismo no se le interponga en el camino. Así, conviértese de pronto el pequeño acto individual en iniciativa confesa, y a partir de entonces, desde aquel punto de eyección infinito, cual torbellino en pleno desenfreno, capaz sea este de abrir los cielos de par en par y ver y oír aquello que solo teníamos registrados en nuestros pensamientos como imagen y sonido de lejanos y perdidos ecos de una parábola.
Pero como cada cruzada tiene sus propias puertas a ser abiertas, su propia expectativa visual, auditiva y sensorial que hace de cada grano de arena en el desierto yermo, playa empapada en moluscos y algas mucho antes de haber sido acicalada por la primera ola exploratoria_ en esta todavía incomprendida, postergada y subordinada causa por la reconsideración de la tierra como el gran y solitario hogar del género humano, necesitado de calidez humana_, vale la pena cualquier intención de llamar la atención e tratar de sacarla, desde un zarandear de conciencias taciturnas de rigor, hacia un provisional flote en ese su deambular errante hacia lo impostergable: cambiando lo que haya que cambiar; corrigiendo lo que haya que corregir; siendo anfitriones en vez de inquilinos; solícitos y contritos en vez de insensatos e indiferentes; y hagamos de ella misma un refugio adonde remendar sus propias heridas mientras porfiamos por que las inconscientes miradas pudientes cual si tocadas en su orgullo por alguna vieja palanca que les recuerde al desairado grito de Arquímedes, avergonzadas viren mientras cambian su visión automática y desdeñosa por otra instintiva y reflexiva tal y como lo exigiría su humanidad si esta despertara. Pero por sobretodo, recobren autonomía y vuelvan a ser regidos sus actos por aquella noción primigenia que por años forjara sus conciencias y los hiciera soñar en un mundo diferente. Y sean hoy plausibles de tomar decisiones correctas, desprendidas de todo egoísmo; lejos de aquella constreñida y tacaña desconsideración con la cual eran estas postergadas una y otra vez hasta perderse en el minuto a minuto de cada divagar con el cual abjuraban a su deber enrostrándonos sus vulnerabilidades.
Por eso este Sábado 28 de marzo, démosle juntos un latigazo a las manos que conducen las riendas políticas del planeta y hagámosles sentir en el duro cuero, el rigor de nuestras más vacuas oquedades. Y durante una hora, que es nada ante la magnitud de las tinieblas que se avizoran para nuestros hijos y los hijos de estos si antes no los inhibe algún inopinado cataclismo, dejemos de consumir energía en señal de protesto. Encendamos unas velas, desempolvemos los viejos lamparines y las luces de bengala y hagamos rondas y juegos con su sombra. Es más, en el climax de la imaginación más primitiva, enviémosles a través a los satélites los más creativos mensajes jamás escritos y/o graficados a punta de flama de candiles, cirios o fogatas, de modo que queden registrados en los cielos lo que pretendemos para nuestra pequeña aldea en ese infinito desolado que por ahora es el espacio exterior y al cual no quisiéramos sumarnos más pronto de lo pactado.
Video: Lunar Beauty Shot
Duración: 50 segs.
Fecha: 01/11/2004
Por favor, dar crédito de este video a:
NASA/ Centro de Vuelos Espaciales Goddard
Estudio de Visualización Científica
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