Noviembre 30 de 2008
JADE.
"Si como no, pretendiendo obviarme, y con ello casi 10 años de antiguedad en la historia de este vergel...", dice la pequeña Jade alzando la voz mientras Hortencia solo asiente y calla: 'Quien puede contradecirla_ dice para sí_, será pequeña pero tiene todos los años que no tuvimos nosotras, y vaya geniecillo. Pero ella sabe que no era mi intención obviarla, solo pretendía abrirle un espacio especial digno de su jerarquía, pero se me adelantó'.
"Un día, cuando tenía ya uno o dos años de vida_ prosigue Jade_, caí accidentalmente en el techo del vecino y quien sabe pudo haber sido el fin de mi historia, o talvez de la historia misma si no fuera por Jess hermano de Fern que fue quien me rescató luego de casi una quincena de días de sacarle 'el jugo' a mi capacidad de resistencia a las sequías, una eventualidad sin la cual no habría vivido para contarlo. Por supuesto estaba mi hermana, o mi hija, o el fruto de mis extremidades que más da, un año menor que yo quien pudo haberme substituído sin mucho importar en el proceso, mi ausencia. Pero sabido es que en ese fácil reemplazar de afinidades muy clásico de los humanos nunca habrá un vínculo tan geneálogico y tan único y natural como aquel generado entre "la astilla y el palo" imposible de ser substituído sin que la historia adquiera otro cariz, tan artificial muchas veces, que se invierta el necesario papel del orden de jerarquías y de las continuidades tan importante en el proceso de afirmación de las especies; que apenas pueda deslumbrar sin atreverse a revolver los sentimientos de la misma forma que generan la rama con el tallo madre, o esta con la semilla, o todas ellas juntas con la mano prodigiosa que se llenó las uñas de tierra y cuyo producto bruto sea tan solo el inicio de una nueva bella historia: ¡Ah! aquel echar de raíces que haga volar la imaginación entre sonidos de viento y ramas y hojas chocando entre sí, trinos y gorgeos superpuestos buscando un protagonismo no deseado, y alguno que otro dulce almibar dejándose resbalar desde el paladar adonde, un sabor marcado nunca termine de desvanecerse". Un largo silencio se apodera de pronto de la terraza en medio de un sol que abrasa desde su punto más alto.
"A propósito, sabían que soy una de las plantas de más fácil propagación?_ vuelve a retomar el hilo de la conversación Jade evitando así se distraigan sus interlocutores_, pues sí, basta con poner una ramita mia en el agua, cualquiera haya sido su posición en el tallo eso no es importante, tan solo unos pocos días y habrá valido la espera de verme echando raíces por todos lados cual cabellera de choclo tierno".
"Desde entonces_ prosigue el relato Jade_, una mayor consideración en el trato de parte de 'fern', fue el inicio de un vínculo que hasta el día de hoy subsiste, aunque ya que hablamos de especies se que él prefiere a la 'Terrie' solo porque tuvo más tiempo para moldearla y no creció tanto como yo, pero esa es otra historia; lo que quiero reseñar con el ejemplo es el vínculo afectivo que llena de vida a una relación sin importar si los sujetos involucrados comparten o no a una misma afinidad orgánica o si son simplemente seres inertes a la búsqueda de un motivo, una razón casi siempre escondida bajo coartadas que cuando se deja hallar, desborda en pasión tal que es capaz de arrasar con todo lo que se le interponga en su camino, y es lo que sucedió en el caso que relato".
Así era, mejor no lo habría graficado Jade. Muchas veces en un momento privilegiado del tiempo somos protagonistas de un fenómeno regresivo tan premeditado y autoconducido que si bien en su lejos llegar nos sorprende vernos cara a cara ante una nostalgia expuesta de pronto en su lado más benigno y por lo mismo, vulnerable, algo tan esquivo en el género humano que las más de veces se ve sometido y atrapado en los confines de su añoranza; más nos sorprende sin embargo ese pasar rozándole el hombro sin que ella se atreva siquiera a parpadear y hacer lo que hace siempre, cogerlo a uno del cogote y guardarlo atrapado en sus fauces sin lugar a reclamo ni las fuerzas ni el deseo suficientes para hacerlo. Ya como dulce "rehén" provisional del recuerdo y consececuente con la oportunidad que se le presenta, a este viajero del consciente solo le queda sacar ventaja de aquel momento prodigioso en el cual se halla sumido, y limpiando los campos de señuelos mil colocados aquí y allá como trampas de ratón en forma de pequeños y superfluos regocijos, poner en estado de alerta total a la intuición para con la presición de un GPS biológico, hallar no solo el punto exacto de ese estado de conciliación total dificil de hallar entre tanto recuerdo enmarañado, sino y sobre todo, romper la barrera con la que el tiempo ha lacrado un ayer tan obseso como peligroso, y abriendo un forado en su ahora expugnada cubierta lograr lo imposible: cambiar el destino del mismo único modo en el que la nostalgia dejándose estar vió como entró y salió de sus dominios con entereza el osado visitante, apenas reconociendo los límites y limitaciones de lo imposible que es más de lo que un ser humano pueda esperar.
Ya más relajado y extrañamente extasiado sin más espacio para más contento, verá el tiempo complacido desde su solaz boquete en el frente como un nuevo ramal se dibuja en su horizonte sin que nada más pueda o quiera hacer para evitarlo.
Y es que así es como se tejen las bufandas de la reconciliación, tan grandes que en el imaginario parezcan imposibles de ser logradas, pero tan necesarias también que la sola idea de que pueda ser una sola de ellas compartida por tantos necesitados de abrigo a la vez como urdiembres y tramas cruzan entre sí sus multiplicidades de diámetro, hace que compartamos un recuerdo común y grato como punto de partida desde donde, una maraña de entreverados puntos y colores nos hará retroceder un tantito para vislumbrar aquel verdadero motivo atosigado de vivas imágenes a la espera de ser entibiados.
"Como olvidar aquel día memorable en que otro apasionado "verdón" emergido subrepticiamente del anonimato_ recuerda jade marcadamente emocionada_, decidiera poner un anuncio en el periódico proponiendo clases gratuítas de bonsái a la cual sin más pensar asistió fern obteniendo como obsequio, al igual que todos los asistentes, la mayoría de ellas amas de casa no se porqué, una ramita de poda de un ejemplar ya trabajado, de cuya cepa nací yo. Podría decirse que también entonces nació el apego de aquella verde hermandad hacia el arte de la belleza viva miniaturizada pues rompía con una, cada vez más elevada pared que iba relegando a la teoría hacia un imposible, y con tan solo un acopio básico de técnicas que al fin y al cabo fueron fundamentales pues de la mano de una poca de imaginación, cumplieron su cometido. Al margen quedan una serie de adaptaciones que en el interín fue la técnica sufriendo al paso del tiempo. Adaptaciones a las condiciones climáticas, ambientales y a una escasés de recursos que hicieron de las plantas, más rústicas quizás pero más resistentes también adoptando con el tamaño, algo mayor que lo usual, una menor vulnerabilidad a aquella ausencia inevitable de algunos de sus componentes básicos de cuidado entre ellos la composición de la tierra tan proclive a una baja capacidad de retención de humedad, insuficinete en un medio de inevitable exposición al sol de una terraza casi ausente de paredes que pudieran proveerles algo del frescor que brinda una sombra".
Echa entonces la Crásula una mirada a su alrededor de concreto y sol reinantes, ahora entre siluetas proyectadas aquí y allá desde pequeñas parcelas que cual ciudadelas boscosas acogen grupos de pequeñas plantas que se guarecen bajo la sombra de algún arbusto, y es inevitable imaginarse en el tiempo, con tantos ejemplares apenas emergiendo hacia una nueva vida, un espacio que en un futuro próximo definitivamente habrá de quedar chico. Pero las condiciones de hoy son las que importan y excepto algún arranque odiopático del depredador, no pueden ser estas mejores. Cada parcela del vivero en su debido lugar con uno o más arbustos menguando la fuerza del sol. Ella misma (Jade) descansa bajo la sombra de un frondoso Eucalipto serrano macho (hoy en pleno rebrote luego de la poda) que entre otros acoge a una Ruda enana y una variedad silvestre de ají (Capsicum frutescens) que a su vez dan protección a otras especies recién acabadas de germinar entre ellas pinos, naranjas, granadillas y melones. En frente suyo altivo la mira el palto en plena muda de hojas que con sus ya casi cuatro años de vida va tomando la apariencia para la cual se le fue permitido crecer abriéndose en ramas desde su nuevo y más amplio recipiente mientras a sus pies descansan bajo su sombra un pequeño limón, un molle y un ciprés en pleno proceso de miniaturización...
Y es que así es como se tejen las bufandas de la reconciliación, tan grandes que en el imaginario parezcan imposibles de ser logradas, pero tan necesarias también que la sola idea de que pueda ser una sola de ellas compartida por tantos necesitados de abrigo a la vez como urdiembres y tramas cruzan entre sí sus multiplicidades de diámetro, hace que compartamos un recuerdo común y grato como punto de partida desde donde, una maraña de entreverados puntos y colores nos hará retroceder un tantito para vislumbrar aquel verdadero motivo atosigado de vivas imágenes a la espera de ser entibiados.
Echa entonces la Crásula una mirada a su alrededor de concreto y sol reinantes, ahora entre siluetas proyectadas aquí y allá desde pequeñas parcelas que cual ciudadelas boscosas acogen grupos de pequeñas plantas que se guarecen bajo la sombra de algún arbusto, y es inevitable imaginarse en el tiempo, con tantos ejemplares apenas emergiendo hacia una nueva vida, un espacio que en un futuro próximo definitivamente habrá de quedar chico. Pero las condiciones de hoy son las que importan y excepto algún arranque odiopático del depredador, no pueden ser estas mejores. Cada parcela del vivero en su debido lugar con uno o más arbustos menguando la fuerza del sol. Ella misma (Jade) descansa bajo la sombra de un frondoso Eucalipto serrano macho (hoy en pleno rebrote luego de la poda) que entre otros acoge a una Ruda enana y una variedad silvestre de ají (Capsicum frutescens) que a su vez dan protección a otras especies recién acabadas de germinar entre ellas pinos, naranjas, granadillas y melones. En frente suyo altivo la mira el palto en plena muda de hojas que con sus ya casi cuatro años de vida va tomando la apariencia para la cual se le fue permitido crecer abriéndose en ramas desde su nuevo y más amplio recipiente mientras a sus pies descansan bajo su sombra un pequeño limón, un molle y un ciprés en pleno proceso de miniaturización...
