Traductor de Textos Google

Este es mi compromiso

Este es mi compromiso
Con tu voz nadie será silenciado

Hora: GMT - 05:00

lunes, 15 de septiembre de 2008

JARDÍN INMORTAL




Septiembre 15 de 2008:

HORTENCIA.
<<¡HOLA TODOS!, mi nombre es Hortencia, y por favor no me pregunten por esa aparente contradicción en el nombre similar al de la no menos bella ornamental de coloridos pétalos que adorna tantos jardines, solo tómenlo como es, como una ocurrencia del jardinero, sacada de pronto para ornar la tinta como el naipe aflora súbito debajo de la manga. Soy un Lúcumo (Lucumma mammosa), frutal delicioso de origen peruano. Si bien no soy la más antigua del jardín, pues ella, un árbol bonsai de Jade cuenta ya con 17 años de vida, con los cinco que llevo de vida soy junto al Olivo del lado la más representativa de la familia. El verano pasado tuve ya mi primera floración y si Dios y los depredadores así lo disponen, quizás logre tener mis primeros frutos con los albores de este 2009 que se nos viene y a despecho de sus paladares, prometo entonces hacer las delicias de vuestras vistas. Para quienes, siendo amantes de las plantas y por ende del medio ambiente se les hace "un mundo" la posibilidad de contar con una de dimensiones como las que podrían imaginar de mí y los cinco años de vida que llevo a cuestas les digo que sus dudas terminan hoy, pues yo cresco apenas en un macetero de 50 cms. de alto por similar longitud de diámetro, simple y con escaso cuidado, y con mis apenas 1.50 mts. de altura (excento de podas) recibiendo no más de seis o siete horas de sol al día es poco lo que puedo exigir o no me pueda brindar algún bienintencionado aficionado. Al no contar mi bienhechor con un jardín de suelo adonde dar rienda suelta a tan placentera como vivificante actividad, como sucede con muchas familias que viven en pisos elevados, no fue demasiado para él hallar un lugar como la azotea dispuesta a sacar ventaja de cada a los rayos del sol que allí se irradia a borbotones, ni lo será para cualquier aficionado así cuente con apenas un pequeño espacio en el balcón o una buena ventana. Lo que pasa es que, tal como sucede en mi caso, tiene que haber de por medio mucha consideración y responsabilidad, pues al tener una exposición considerable a los rayos de sol en época de verano, debo ser regada por lo menos dos veces al día sin contar con las tres que a veces requieren los pequeños bonsai que están más a merced del calor del piso de concreto; la exposición a algunas plagas que a veces hacen del pequeño vivero su hábitat incompartible, requieren también de algún cuidado especial para combatirlas, amén de los abonos y reabonos a los que debo estar religiosamente sometida. Nada que 1/2 hora diaria y un par de horas dominicales no cubran los requerimientos totales de atención. Como nací?, muy simple. Como todo principio, cuando apenas unas pocas plantas adornaban la descampada terraza, entre ellas un balde de pintura acogiendo un helecho comprado a un nuevo sol entre los adornos de vísperas de navidad del 2002. Éramos entonces apenas un par de pepas que desde algunas semanas atrás yacían casi olvidadas en la ventana de la cocina como prueba fehaciente de algún delicioso atracón pulposo de un par de consumidores apasionados del fruto (el jardinero y su madre). En medio de los estragos de un sol incandescente que nos deshidrataba lentamente yacimos por algunos días más hasta que las manos piadosas de aquel bienhechor, fiel a sus instintos y a sus sentimientos, nos depositara en dos rincones opuestos de aquel rústico envase de verdes helechos. Casi sin querer, sin ser esperadas pues hasta creo haber sido olvidada por espacio de algunos meses desde sembradas, nacimos casi juntas por espacio de días, mi hermana (hoy enfermita) y yo, en ese orden, ayudando debo decir a reforzar, ese proyecto que hasta entonces no desbocaba en pasión como es hoy. Mucho tiempo ha pasado desde entonces y mucha experiencia rondó y fue absorvida durante aquellos atardeceres en los que palillos de caña en mano y una que otra espátula revolviendo el compost entre la tierra, de manos de fern, nuestro bienhechor, algún receloso recién llegado hacía su ingreso al "jardín", sea como planta o como semilla, justo cuando la caída del crepúsculo invertía ya nuestros sistemas fotosintéticos dando paso al reposo de nuestros convesores de oxígeno. Una mirada de memoria al jardín en pleno, casi al tanteo, y un profundo suspiro recogiendo algún aroma filtrado fuera del aura de sus corolas era más de lo que podíamos esperar del jardinero en ese colofón del día que nos daba las buenas noches regordeando más nuestras bienquerencias. Todo comenzó en la casa de la abuela en cuyo jardín que tantos recuerdos gratos traen a la memoria de fern, todos ellos resaltando en coloridos amarillos, rosas y blancos, queda aún como ancestral vestigio adonde confluyeron las tres generaciones en vívido romance filial, aquel "níspero japón" que un día impensado decidió florecer y producir enormes y jugosos frutos. A ello siguieron otros jardines y otras plantas no menos ausentes de aquella reminiscencia fitopática cuya presencia marcó una pauta en su vida hasta desfogar junto con otros menesteres seudo dormidos también, a principios del nuevo siglo...>>

Conferencia Cradle to Cradle: La búsqueda de la ecoefectividad